Edificios singulares
Encajonado en un callejón de Barcelona, el café-restaurante "Els Quatre Gats" ocupa los bajos de la Casa Martí. El edificio nos invita, desde un exterior con aire medieval, a entrar en un interior acogedor que fue el centro de los encuentros de intelectuales de la Barcelona modernista, a finales del siglo XIX.
En el céntrico paseo de Gràcia de Barcelona, encontramos la Casa Milà o La Pedrera una unión entre fantasía y funcionalidad que convierten esta obra arquitectónica en una visita indispensable. Es aquí donde Antoni Gaudí culminó su carrera, concibiendo un edificio modernista y adecuado a las nuevas necesidades sociales, sin olvidar nunca su fuente de inspiración principal: la naturaleza y las formas orgánicas.
Denominada popularmente "
El fraile blanco", esta majestuosa mansión modernista despunta en la elegante avenida del Tibidabo, en el barrio de Sant Gervasi. Como un caramelo profusamente envuelto, su aspecto es un reclamo seductor para nuestra mirada y supone un ejemplo de la herencia del pasado señorial de la ciudad.
Imponente, en plena avenida Diagonal, se levanta uno de los últimos edificios del
modernismo de Barcelona, herencia de todo aquello que los maestros del estilo habían hecho hasta el momento en Barcelona. Grácil y elegante, su belleza radica en la contención de las formas curvas que caracterizan la fachada.
Un "castillo gótico" en plena avenida Diagonal de Barcelona supone un reclamo para cualquier visitante de la ciudad. La "Casa de les punxes" (Casa de las puntas) es en realidad un edificio de pisos que imita la forma de los castillos medievales y que constituye uno de los perfiles más reconocidos del modernismo barcelonés.