Situado al final de
la Rambla de Barcelona, muy cerca del mar, el Mirador de Colón, obra de Gaietà Buïgas, inaugurado en el año 1888 con motivo de la Exposición Universal, fue dedicado a
Cristóbal Colón ya que, cuando volvió de su viaje a América, eligió el puerto de Barcelona para desembarcar. En su interior un ascensor recorre los 51 metros de altura de su columna de hierro de estilo corintio hasta llegar al mirador, desde el que se puede disfrutar de Barcelona a vista de pájaro: el
Barri Gòtic, la Catedral, Santa Maria del Mar y la Rambla al norte, el Port Olímpic y el Fórum al este, la montaña de Montjuïc, coronada por el castillo al sur y finalmente al oeste Collserola, el inmenso pulmón verde que rodea la ciudad de Barcelona.
Recortadas en el cielo barcelonés, unas cuantas cerillas de colores surgen de un envoltorio gigante. Una de ellas se consume, mostrando un color azulado. Los otros están desperdigados por el suelo. Situados frente al Pabellón de la República, forman parte de las imágenes barcelonesas más populares.
De pronto la visita al
Barri Gòtic de Barcelona nos sorprende enseñándonos un secreto escondido en una casa de la calle Paradís. Dentro de un pequeño patio medieval, las cuatro columnas del templo de Augusto respiran tranquilas a pesar del paso de los siglos. Tienen más de dos mil años de historia, como Barcelona misma.
La muralla romana adosada a la Plaça Nova de Barcelona nos guarda un secreto. Justo al otro lado de la primitiva pared romana, se encuentra la entrada a la Casa de l"Ardiaca (Casa del Arcediano), donde se pueden ver restos arqueológicos. Entrando al patio de la Casa de l"Ardiaca descubriremos una construcción donde se mezclan todas las épocas y estilos.